Un cura alemán con antecedentes de abusos sexuales contra menores fue asignado a la comunidad local de la Iglesia de Múnich en 1980, cuando el actual Papa, Joseph Ratzinger, era obispo de la ciudad. La noticia se publica en el diario Sueddeutsche Zeitung y que afecta a Benedicto XVI en el escándalo de pedofilia que azota a la Iglesia católica.
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, intentó minimizar el alcance de la revelación y explicó que aunque el episodio existió y fue un error, el entonces vicario de Múnich, Gerhard Gruber, que tiene 81 años, ha asumido la plena y exclusiva responsabilidad de aquella decisión.
El sacerdote, cuenta el diario alemán, había obligado a un menor de 11 años a practicarle sexo oral, y fue trasladado desde Essen a Baviera cuando Ratzinger, que fue obispo de Múnich entre 1978 y 1981, era el teórico responsable de asignar las misiones y ordenar los traslados de los curas. En Baviera, el cura se entregó a nuevas violencias pedófilas y nunca fue denunciado por la Iglesia a la justicia civil, ni tampoco apartado de su cargo pues sigue ejerciendo el sacerdocio.
La noticia contribuirá sin duda a aumentar la tormenta que vive la Iglesia católica ante las crecientes relevaciones de cientos de abusos cometidos por media Europa. Ayer mismo, el Vaticano vivió una jornada de enorme tensión, con la visita a Roma del jefe de la Iglesia alemana, Robert Zollitsch.
Satisfacer a las víctimas
El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana (CEA) se reunió durante 45 minutos con el Papa tras entrevistarse con los responsables de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y luego dio la cara ante unos 50 periodistas. El arzobispo de Friburgo y líder de los obispos alemanes leyó una solemne declaración en la que pidió perdón por los abusos y reveló que el Papa había animado a su Iglesia a "seguir adelante con decisión y valentía en la tarea de descubrir toda la verdad, sin lagunas y por antigua que ésta sea, para satisfacer los derechos de las víctimas".
Zollitsch aseguró que el Vaticano mantendrá una línea dura y de transparencia total ante la pedofilia, y reveló que el ex Santo Oficio está reuniendo toda la información de los abusos y estudia endurecer en breve sus normas internas para aumentar la prevención y la colaboración con las instancias civiles.
Entre otras medidas, la Santa Sede denunciará a los sospechosos de abusos a la justicia ordinaria, siempre que las víctimas no se opongan, y permitirá que los procesos civiles sean independientes de las causas canónicas, un novedoso movimiento aplicado ya de forma incipiente en Irlanda, Austria y Alemania.
"Benedicto XVI ha recibido con gran malestar y profunda conmoción nuestro informe sobre los horribles casos de violencia registrados en el país", contó Zollitsch, "y ha respaldado nuestra actuación y el catálogo de normas que hemos puesto en marcha para afrontar los abusos a menores".
"No habrá disimulos ni ocultamientos", enfatizó el jerarca alemán. "Ya hemos apoyado las investigaciones penales, e invitamos a todas las víctimas, no solo a las de abusos cometidos por curas, a presentarse y denunciar. Informaremos a las autoridades judiciales cuando haya sospechas, y se abrirán dos procesos, uno penal y otro canónico. Serán ámbitos independientes, separados, y el estatal no estará subordinado al canónico. Incluso si la justicia de la Iglesia resuelve la inocencia de un acusado, no interferiremos en el proceso penal", prometió.
Las normas aprobadas el pasado 25 de febrero por la CEA refuerzan las medidas que la Iglesia alemana tomó en 2002. Según Zolltisch, solo Austria y Alemania han puesto en práctica ese protocolo que tiene como modelo la experiencia irlandesa y que debería ser, según dijo, la base del nuevo código interno en preparación.
domingo, 14 de marzo de 2010
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